sábado, 12 de noviembre de 2011

JASPER MASKELYNE, EL MAGO DE LA GUERRA


“Denme libertad y no habrá límites para los efectos que puedo crear en el campo de batalla. Puedo inventar cañones donde no los hay y hacer que disparos fantasmas crucen el mar. Puedo colocar un ejército entero en el terreno si eso es lo que quiere, o aviones invisibles (...), incluso puedo proyectar en el cielo una imágen de Hitler sentado en el water a miles de pies de altura.” Jasper Maskelyne

Hay quienes observan el mundo tal cual es y se preguntan por qué, otros en cambio lo imaginan como jamás había sido y se preguntan por qué no. Jasper Maskelyne era una de esas personalidades. Pocos conocen su historia, aunque varios le deben mucho a este hombre. Fue una de las figuras de la Segunda Guerra Mundial y sin haber disparado un solo tiro, sus acciones fueron fundamentales en la derrota de los nazis.
Nacido en Inglaterra en 1902 y proveniente de una familia de magos en la se destaca su abuelo, el gran John Nevil Maskelyne, considerado uno de los creadores del ilusionismo moderno e ideólogo de varios trucos que hoy en día ya son clásicos como la levitación horizontal. Jasper creció entre estos espectáculos familiares y adquirió fama rápidamente sobretodo con un número donde ingería varias cuchillas de afeitar. Con la llegada del conflicto armado en Europa los teatros se vaciaron y es en ese momento que nuestro ilusionista decidió alistarse en el ejército, convencido de que podía realizar grandes aportes a su país. El comienzo no fue nada fácil ya que algunos militares no comulgaban con la utilización de trucos de magia en la guerra. Además,  había sido rechazado por su falta de instrucción militar y su avanzada edad de treinta y siete años. Finalmente, tras engañar a un inspector escondiendo con técnicas de ocultación un nido de ametralladoras y realizando una ilusión con un sistema de espejos en el cual hizo navegar un barco de guerra alemán por el Támesis,  ingresó a la Unidad de Camuflaje y fue destinado a El Cairo.
Al principio se ocupó de entretener a las tropas  pero luego él mismo reclutó y creó una sección experimental de camuflaje  que luego pasó a la historia con el nombre de Magic Gang , la cual estaba integrada,  entre otros, por un guía de infantería, un carpintero escenógrafo de teatro, un ceramista, un caricaturista y un ingeniero eléctrico.
La primera misión que le asignaron fue proteger al puerto de Alejandría de los bombardeos alemanes, que era la base marina de los aliados más importante en Medio Oriente. Se cuenta que en la reunión, para ver cómo resolvían el tema,  el que estaba a cargo pidió una pronta solución ya que “no se podía hacer desaparecer la ciudad”  y es ahi cuando  Maskelyne contestó que eso era cierto pero tal vez se podría cambiarla de lugar. La idea fue construir una réplica del puerto a pocos kilómetros de distancia en la bahía Maryut y que vista desde el aire fuera muy similar. Para esto pidió fotografías aéreas de la ciudad y, en base a ellas, construyó edificios falsos con lona, sábanas, cartón  y otros materiales. Realizó una réplica de las luces del puerto y colocó explosivos que podía manejar con control remoto para simular las explosiones en el momento del ataque alemán. La verdadera ciudad fue cubierta de escombros y tapada lo máximo posible. Los bombardeos eran nocturnos, por lo que en el puerto de Alejandría se apagaron todas las luces y se iluminaba  Maryut. Durante dos noches consecutivas la Luftwaffe bombardeó la falsa ciudad. La estratagema resultó un éxito: Los alemanes se retiraron creyendo haber inutilizado el puerto. El mariscal Erwin Rommel, el “zorro del desierto”, creyó que su fuerza aérea había destrozado Alejandría y nunca pudo explicarse como fue reconstruida tan rápidamente. Maskelyne y su Magic Gang permitieron  el abastecimiento de todas las tropas  en África y nuestro mago fue ascendido y obtuvo un gran reconocimiento.
La segunda misión consistió en proteger el importante tráfico naval del Canal de Suez que tenía más de 170 km de largo y por donde transitaban los buques británicos para la provisión de suministros. Este era uno de los objetivos principales de Rommel.
La artillería antiaérea inglesa no podía frenar a la aviación alemana que atacaba en plena oscuridad, por lo que decidieron recurrir a  Maskelyne para que aumentara los reflectores, facilitando asì la localización de los aviones. Jasper pensó que en vez de utilizarlos para eso, servirían para cegar a los pilotos, pero por supuesto que no alcanzaba sólo con dirigir las luces a los ojos, por lo que ideó un sistema de luces antiaéreas junto a un sistema de espejos estroboscópicos que desorientaba totalmente a los pilotos de la Luftwaffe. El truco que consistía en un juego de luces rotatorias mediante un pulverizador giratorio ya había sido utilizado en sus espectáculos de magia con cámara negra, pero los secretos de su funcionamiento siguen siendo materia reservada.
El mismo Maskelyne probó el sistema desde un avión en una experiencia que casi acaba con su vida debido a que el piloto de la nave quedó enceguecido y recién en una última maniobra pudo aterrizar correctamente.
Cuando llegaron los bombarderos nazis al canal entró en funcionamiento el juego de luces  estroboscópicas, muchos aviones perdieron el control y se estrellaron, otros pilotos que estaban encandilados lograron huir pero el canal quedó intacto,  siendo esto decisivo en el futuro triunfo de los aliados.
Porque a veces es demasiado increíble, la verdad deja a menudo de ser conocida. Nuestro mago era una persona que pensaba en términos de lo impensable y sin duda su mayor contribución en el conflicto fue su colaboración con el mariscal Sir Bernard Montgomery en la batalla de El Alamein. Es muy difícil utilizar el camuflaje en medio del desierto donde todo es visible y se actúa a cielo abierto, pero la genialidad de Maskelyne lograba que tanques de guerra parecieran simples camiones de una forma fácil y económica. Además contaba con un sistema en el que ocultaba las huellas que dejaba el tanque y quedaban como si fueran las de un camión.
Rommel había conquistado Tobruk, a 100km de Alejandría y el ejército británico se retiraba para confundir y preparar una nueva emboscada. En el camino colocaban explosivos en excremento de camellos.  Montgomery decidió trabajar en conjunto con Maskelyne y le pidió que simulara una concentración de tropas en el sur para así poder dar el golpe por el norte. El mago se puso a trabajar y creó varias maquetas en las cuales simulaba tanques, aviones, tropas y armas. Además dejaba vehiculos blindados inutilizados, montaba cubiertas de tanques sobre vehículos y creaba movimientos que levantasen tierra para simular gran actividad. En el otro extremo los tanques estaban camuflados como si fueran inofensivos camiones y muchos otros tanques llegaban con sus corazas falsas. Cuando pasaron los aviones espía alemanes y observaron los movimientos de los británicos, decidieron concentrar el grueso de sus fuerzas sobre el ejército fantasma aliado en el sur. Fue así que los británicos sorprendieron con un rápido ataque por el norte y fue una dura derrota para el gran mariscal Rommel y su Deutsches Afrika Korps.
Maskelyne una vez dijo a su general que con cartulina y pegamento suficiente era capaz de construir un ejército completo. Y siguió trabajando durante toda la guerra en varios proyectos en distintos países. Camufló acorazados  como inofensivos pesqueros egipcios que pasaban desapercibidos en mares repletos de submarinos alemanes, ideó varios tipos de tanques inflables, contrató a nativos que ataban tablas de madera a sus caballos sólo para levantar polvo y simular un gran ejército en movimiento, diseñó equipos de espionaje y herramientas de escape para distintas situaciones que son dignas de película.  Luego del conflicto volvió a sus espectáculos de magia y finalmente se retiró a una granja en Kenia donde vivió humildemente y murió a la edad de 71 años.

Escribió una autobiografía donde contaba sus aventuras durante la guerra. Muchos magos, como el ilusionista Richard Stokes han  puesto en duda sus hazañas y creen que Maskelyne exageró o inventó algunas cosas. En todo caso ese sería el último gran truco de nuestro mago: engañarnos a todos nosotros.

No nos queda otra alternativa que esperar hasta el año 2046 cuando el gobierno británico revele todos sus secretos.





FISHER, D. 2007. El mago de la guerra. Córdoba: Almuzara Editorial




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